Surfeando la puna

Uno de los atractivos que se presentaban en la zona de Fiambala era hacer sandboard y Surfear la duna mágica en la puna Catamarqueña, o andar en cuatriciclo.
El primero lo descarté después de los comentarios que nos hizo un guía, sobre como se deterioran los paisajes debido al paso indiscriminado de estos vehículos y lo inospitos paisajes que había rrcorrido hacían mucho más dificil elegir algo que pueda dañarlos.
Así, que si bien me daba algo de vértigo, me fui a alquilar una tabla y rumbo a la duna mágica de Saujil.
¿Como no ir con ese nombre?
Imaginaba que iba a estar llena de gente haciendo sandboard en todas sus formas habidas y por haber.
Pero para mi sorpresa sólo había un par de personas.
«Que cahada!» Pensé, no tenía de quien copiarme.

A la una…

Encaré para la parte media para hacer una primera prueba.
No vayan a creer que lo más alto de la duna me daba de vértigo.
Ni tampoco vayan a creer todo lo que les digo ;).

Así, que luego de contemplar el paisaje hice mi primer intento, pero… pero…
parecía que mi miedo se hubiera atornillado en la arena.
¿Me estaré sentando bien? ¿Tendré el peso mal distribuido?
Y con eso no me refiero a mi cucu, o sí, tambien lo pensé.
Hice un par de intentos más y decidí que no quedaba otra que ir a probar a lo más alto donde el desnivel era mayor, y seguramente la gravedad haría lo suyo.

A las dos…

Así que allí fui, me senté a … ponele que contemplar el paisaje.
Finalmente pudo más el orgullo, que el cagazo.
¿Cómo puede ser que los dos nenes que estaban jugando por ahí se tiraran sin cesar, y yo semejante grandulona no se animaba a sandear?

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