Visita a Ait Benhaddou: ¡La famosa locación de Gladiador!

A mí la verdad es que dicho mal y pronto me nefrega, porque no es el tipo de película que suela ver.
El timming parece sincronizado porque no bien subimos a la camioneta para ir al hotel se larga a llover. 

A dormir mega xxqueen size

Esta vez no tenemos que peleama con mi compañera de cuarto (tampoco es que lo hiciéramos en verdad) pero nos toca el cuarto más grande de todos, con cuatro camas, tres singles y una Súper extra mega Queen.  Si bien hay algo de señal de wifi en el cuarto, es muy mala y decido ir al lobby después de la ducha reparadora.


Parece que no tengo mucha suerte, en el lobby tampoco logro conectarme, intento preguntarle a alguno de los empleados que pasan, pero ni la hora. Y  es que justamente, es la hora en que se muere todo, Marruecos se vacía, y quedan solo los turistas cual zoombies. Es la hora del desayuno de ramadán 19:20hs (La primera comida después de haber hecho ayuno desde el amanecer). Con lo cual no me queda más chance que esperar. Mi culo inquieto no se aguanta y busco el router. No hay que tener un master para saber que lo primero que hay que probar es desenchufar y volver a prender. Pese a que le tengo fe claramente estos días la tecnología está en contra de mí. Sigue sin funcionar. Entonces paso a plan B, pruebo por enésima vez con otra de las redes (a la que Rachel antes se pudo conectar). Si la eficiencia de la red fuera proporcional a la contraseña de la misma, estaríamos bastante al horno con papas. Creo que no hubo ni una sola contraseña de wifi que cumpliera siquiera uno de los requisitos de nuestras contraseñas. En este caso: 1234567890. A  cualquiera de seguridad informática  le da un patatús de solo verla. Hora y media después aparece uno de los empleados y cuando uno de los turistas le pregunta por la wifi, se acerca a la pared y enchufa un enchufe, que hace que se encienda un cartel luminoso de wifi. Nos miramos todos con cara de ¿Qué onda? ¡Claro! como no se me ocurrió que el cartel tenía que estar encendido para que hubiera internet! OMG!!! Respiro al darme cuenta que el empleado tiene menos idea que yo de cómo funciona una red. Seguimos sin wifi. ¿Por qué? aparentemente la tormenta rompió uno de los cables, así que hoy no queda más que ponerse al día con las notas de viajes o charlar con los compañeros de viaje.
No tengo muy claro como pero los días fueron pasando y ya solo nos queda un día de pedaleo más. En el briefing el guía nos plantea un programa alternativo y mi desconfianza de porteña me hace dudar de que sea mejor la alternativa del recorrido original (30 km de rural, en una ruta que está en reparación contra 30 kms., partiendo desde el valle en el que nos encontramos en una ruta menos transitada, La mayoría se decide por cambiar el plan original  y probar suerte con la propuesta del guía, así que no queda más opción.
El valle en el que estamos me hace acordar mucho al norte argentino. De hecho en algún  que otro cerro se llegan a ver un par de colores. Debo reconocer que no los conté, no quisiera llevarme una desilusión. 

Señora subida

Arrancamos ya a full: 12kms. de up & down y luego 5kms de subida. Señora subida. Y tal como dijo una de las chicas, creo que la última subida siempre fue la peor. Aunque yo creo que lo peor de esta subida fue que la vimos, justo desde el cerro de enfrente se podía ver como subía la viborita del camino a lo largo de todo el cerro, un par de veces. Resignarse a plato 1-1 y no pensar. Deleitarse con el paisaje y no darle cabida al pensamiento de que no se puede, ni de cuanto se va a tardar. Porque después de todo no va a ser ni mi primera ni mi última subida. Así que a cantar: «Quiero mover el bote, y disfrutar del paisaje».
Después de la dura subida viene la recompensa. Las bajadas. 

 

Pero por si se quedaron con ganas de más subidas marroquies pueden darle un vistazo al siguiente relato