Para un viaje recorriendo Cordoba en bici con amigos cualquiera pensaria que la previa sería embalar las bicis, armar el bolso y buscar alojamiento y transporte.
Pero por suerte empezó mucho antes, con entrenamiento variado, cada cual a su modo. Ya sea con dos o tres idas a tigre por semana, unas vueltas al hipódromo y hasta una improvisada clase de funcional en el río frente al imprevisto de la rotura de un pedal.

Como si esto fuera poco también añadimos unas subidas para ponerle onda a algún que otro viernes o una clase de yoga y meditación por si la bici no fuera suficiente cable a tierra.

Amigos , la clave de un buen entrenamiento

Sobre todo y lo mas importante, el entrenamiento consistió en muchos lindos momentos de amigos , de risas. Y como si no fuera suficiente condimento, con unas cuantas comilonas para planificar primero y principal destino: pasarla bien.

Por primera vez en mi vida, 24hs antes del viaje ya tenia listo el bolso embalada la bici. Ya estaban reservados los asientos y solo quedaba por hacer el checkin.

Recorriendo Cordoba en bici con amigos

Justamente hoy, cuando estabamos despegando hacia ese tan esperado viaje,  intentamos recapitular: ¿como surgió?

Yo, personalmente se lo atribuí a Pablo y sus ansias de recorrer lugares complicados,  como si en lugar de bicis fuesemos cabras.

Y… mama Cora!

Más que cabras tendríamos que haber sido mulas o canguros , ya que cualquier subida de San Isidro se quedó corta.

Tan luego a mí,  que me cuesta tanto dar el si cuando de viajes se trata. Y Ana que estaba tan o mas necesitada que yo de unas vacaciones para cortar el año.
Y así fue como se conformó este equipo de patitos desalineados cada cual con sus virtudes, tocs, y buena onda.
La mia, particularmente es la paciencia. Ya muy acostumbrada a viajar sola por la vida y los paisajes y habiendo tenido alguna que otra , no tan exitosa experiencia de viaje compartido, reconozco que en mas de un momento dudé.

Paseando muertos

Y he nos aqui cargando tres muertos (nuestras bicis) . Que sólo por hoy las voy a apodar así, porque gracias a la gentileza de Latam, y al let it be, let it flou, si bien estamos a mas de 700km de casa las pobrecitas creo que no hicieron ni 2km.
Y creo que de esto se trata este viaje, de no planificar aunque el trello cargado de info , data, precios , distancias, sugiera lo contrario. Un let it be a mi manera, sin planificar pero con la tranquilidad de tener un backup en caso de necesitarlo. Aunque si tiene que fallar, muy probablemente vaya a fallar.

Aunque quizás después de tantos kms recorridos , este sea el viaje para aprender que no importa cuanto planifiques y te prepares a veces hay que darle chance a lo no planificado que puede llegar a ser mejor que lo planificado.

La cuesta de Martin Fierro y la viborita, un poroto al lado de las cuestas de Cordoba.