turismo en escala: Miami stop

Un vuelo barato no siempre tiene las mejores combinaciones, pero si te permite un día de paseo por Miami Beach, hay que verlo como algo mas de lo que es: una oportunidad de conocer un rincón más de este universo, que no estaba en mis planes conocer.

Nunca dude que viajar hace bien, pero en vistas de lo sucedido lo confirmó.

Subí al avión poco antes de las 12 pm, y me desmayé del sueño 💤. Debo reconocer que incluso me costó mantener los ojos abiertos hasta que trajeran la comida 🍝. Me lo hubiera podido perder totalmente la verdad, una carne que debo reconocer estaba sabrosa, pero lamentablemente acompañada de un puré más duro que una roca y una chauchas, que por defecto hace años que no como.

Puse una peli por poner, porque la verdad que a los diez minutos estaba roncando. Por suerte el asiento de al lado estaba vacío y el que estaba en el pasillo no se quejó, así que con esa conjunción de suertes me desmayé prácticamente hasta el otro día cuando empezaron a traer el desayuno.

En resumidas cuentas creo que hace rato que no duermo tanto. De todas formas debo reconocer que si era por mi seguía durmiendo.

Bajo en Miami y debo reconocer que tienen todo el sistema bastante agilizado, porque salí en un plis plas y tal como me habían comentado el 150 me lleva hasta la city como para entretenerme el par de horas que me quedan entre vuelo y vuelo.

Un stop con city tour incluido

Me tomo el bus y pago en una maquina con dólar billete. El cual una vez que ingrese los tres billetes me entero que no da cambio. Así que en lugar de salirme 2,2 U$S como si el dólar ya no fuera un tema para nosotros, se queda con el cambio 75 céntimos 😱, mejor ni sacar la cuenta.

No elegí el mejor día para las fotos, ni para los rulos, porque está nublado y ventoso, pero es el mejor clima para caminar y recorrer sin sufrir de los excesos del sol.

Me bajo en la 17 y arranco a caminar para el norte, y en un par de cuadras me voy para la playa.
Yo ya no sé si citarlo o no, porque van a creer que me las doy de diva total. Pero después de 8 horas de vuelo cualquiera está lejos de serlo. Pero ni bien salgo a la playa a saca un par de fotos del típico parador estilo baywatch, se me acerca un rasta, a dialogar y enaltecer mis virtudes.

Sigo caminando por la playa y después me voy por la senda que hay junto al mar, mucha gente caminando, corriendo y andando en bici, y en una de esas se cruza una simpática ardilla, a la cual intento seguir sin mucho éxito para retratarla.
A las 10 hs. hago una parada a tomar mi segundo desayuno, que en realidad es la parte que me guarde del primero del avión, más algunos frutos secos.

City tour en trolley bus

De golpe se me termina el sendero y si bien la playa continúa, decido irme para la avenida a conocer un poco más de las ciudad. Camino un par de cuadras y me llama poderosamente la atención una parada de troles free ride 🤑. Consultó y tal cual tienen un trolley y que hace distintos recorridos. Así que ni lerda ni perezosa decido tomarme el primero que viene.
La conductora nos avisa que va as hacer un desvío, como si conocer y recorrer más me fuera a molestar. Llega a lo que sería la parada donde retoma el recorrido circular y se queda parada un rato, a lo cual un señor mayor que venía en primera fila dándole charla a la conductora, le dice que se va a bajar para ir a tomar la conexión. A lo cual la conductora responde que de ninguna manera, que ella lo alcanza porque sino yendo caminando no llegaría.

Desacostumbrada de la amabilidad vial

Me deja un poco perpleja, quizás por el contraste con el distinto accionar que se ve en Baires ante la misma situación.
No me acostumbro a que ni bien pongo un pie en la calle, o mejor dicho antes de poner un pie en la calle y estando en la esquina, los autos paren para cederme el paso. Es más debo reconocer que en cierta oportunidad me retobo y me hago la dobolu mirando a otro lado para que pasen sin ceder el paso.
Sé que Miami tiene fama de shopping, pero si bien no está en mis planes, debo reconocer que sería un buen lugar donde ir a comprar auto. No paro de ver camionetas que sean 4×4, que entren 4 bicis y 4 personas, eso sí, el consumo dudo que esté cerca de ser poco.

Mientras buco la parada del bus para regresar al aeropuerto, me percato que en la calle hay un Audi a3 descapotable, y en la parte de los asientos de atrás lleva un par de teles planas h4 y no sé que piripipi más. Cuando estoy inmersa en mi pensamiento sobre qué distinto es, me doy cuenta de que en realidad hay gente adentro.

Regresando al aeropuerto

Toca regresar al aeropuerto y me encargo de buscar cambio, ya que el bus sale 2,2 usd y solo tengo de 100. En el banco hacen la excepción y me dan cambio, pero lo más chico que consigo son billetes de 1usd.

Estoy por cruzar la calle y veo que viene el 150 pero mi vocación por lo impuntualidad o mejor dicho mis pocas ganas de estar boyando por el aeropuerto hacen que lo deje pasar. Pese a que es la hora en que lo tendría que tomar. Pero ya tengo el equipaje despachado y el boarding pass, así que no es necesario llegar con 3 hs. de antelación al aeropuerto.

Tomó el bus y me tiro a preguntarle a la colectivera si tiene cambio y me dice que no, pero una señora que sube detrás mío me dice que si. Aparca su valija a un lado y busca cambio. Me dice que le dé solo los 2 usD , que ella pone los 25 centavos.
Cada vez me cae mejor la gente de acá. Y pienso por dentro, en cierta forma recupero lo perdido a la ida. ¿Ves Lulú que el karma no siempre es malo?
Pero la señora intenta pagar y aparentemente la máquina no funciona. La veo que se sienta muy oronda 😳 y pienso me cagó, se quedó con la plata. Al rato en otra parada se levanta, intenta pagar de nuevo y al no poder me devuelve el dinero. Conclusión gaste neurona comiéndome el coco al pedo. ¿Cuantas veces nos pasa eso?

No me puedo quejar costo de Un día de paseo por Miami Beach a sólo 3USD.

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