Intenso retorno a casa en bici desde General Belgrano

No les voy a negar que fue intenso retorno a casa en bici desde General Belgrano hacia el tren que nos llevaría de regreso a Capital Federal, después de estos tres días de pedaleo.
Como ya comenté al inicio de esta travesía mi idea era hacer un recorrido circular y como algunos trenes no andaban o prestaban servicio reducido. Por ejemplo el de Chascomús no andaba, y no había mucha diferencia de kms entre ir a Alejandro Korn o Cañuelas , y pero desde esta Última localidad había una hora mas de tren.
Así que el recorrido de regreso quedó en General Belgrano, Bonnement, Río Salado, Villanueva, Ranchos, Loma verde, Alejandro Korn
La consigna era salir a las 8 y la verdad es que con como veníamos con los tiempos dudaba que lo hiciéramos, pero por suerte todos acataron la consigna y un rato después de las 8 ya estábamos saliendo, como premio dimos la vuelta al río (que el día anterior no habíamos tenido tiempo).
Ni bien encaramos la represa se nos viene un perro muy enérgicamente, y cuando ya estábamos todos con las alarmas puestas, resultó ser que el can sólo quería salir a pasear con alguien, así que nos acompañó un buen trecho hasta que se unió a unos pescadores (que seguramente le iban a dar más alimento que nosotros.)

De pueblito en pueblito

Una vez finalizada la vuelta al perro, como la ruta 29 no tenía banquina tomamos el camino de tierra que une General Belgrano con Ranchos, y que va pasando por: Bonnement (creo que el nomenclador y la estación quedaron dentro de una propiedad privada), seguimos de largo y ahí nomas pudimos sacarnos una foto en el nomenclador de Río Salado. Es evidente que el tren ya no pasa por acá, porque del lado del pueblo y donde estuviera la «estación» o paraje está muy bien conservado con el pasto bajo, pero el tramo que sale hacia Villanueva, es un túnel vegetal invertido.
Siguiente parada, Villanueva, donde salieron mates, los pancitos que nos quedaban con un poco de dulce de frutilla y algún bizcochito más.
Retomamos el camino de tierra rumbo a Ranchos y el viento se empezó a sentir un poco más, y en algunos el cansancio también. Pero el día estaba espléndido, un solazo, un camino en muy buen estado, y la buena compañía. Que mas se puede pedir?
En medio de ese camino, justo nos cruzamos un señor en moto que nos grita así casi imperceptible

Tienen que tener mucho amor a la bici para hacer esto...

Y sí… creo que cachó la onda.

Ni bien llegamos a Ranchos fuimos a hacer la foto de rigor en la laguna y en el Fortín de Ranchos y de ahí a comer. Íbamos con la idea de unas pastas, pero ya les quedaban pocas porciones y el menú del día era asado. Así que algunos comimos pastas y otros no pudieron resistirse al asado al horno de barro.
Mientras comíamos mi cabecita no podía parar de calcular la hora estimada de llegada. Ya nos habíamos retrasado un poco y quieras o no, parar a comer era un retraso en sí. Pero me pareció que podía servir para recuperar fuerzas. Así y todo intenté que nos demoráramos lo menos posible en la sobre mesa y salimos raudos a hacer la foto que nos quedaba pendiente: la estación de Ranchos

Yotuél

Después arrancamos y las cosas pintaban bien, ruta de asfalto aunque sin banquina con transito casi nulo. Cuando empezábamos a ponerle buen ritmo, Yotuél, empezó a quedarse, separándose del grupo. Y ustedes se preguntarán viendo las fotos ¿Quién catso es Yotuél? A esta hormiguita viajera le están haciendo mecha el paso de los años y no sólo no se acuerda los nombres, sino que devaría. Pero no. Yotuél, no es más que un nombre ficticio pero que representa que un mal día de pedaleo, un día que no nos sintamos óptimos, en que no rendimos lo que solemos rendir, en el que por x motivo nuestro cuerpo no responde de la forma en que lo suele hacer, traduciéndose en ir quedándose, y no poder seguir al grupo, eso, le puede pasar a cualquiera de nosotros, desde el más entrenado hasta el más principiante. De ahí este nombre ficticio, que represente a que esta vez le pasó a otro, pero puedo ser YO, puedes ser TÚ, o puede ser ÉL.
Así que para no dejarlo sólo a Jotuél, bajamos el ritmo para ir todos compactos. En un conjunto de árboles, junto a un gauchito gil hicimos una parada para recuperar algo de energías y que Jptuél pueda descansar- Obviamente no faltó el ginger tea, algo para picar, y ya que estábamos aprovechamos a hacer paradas técnicas o contribución a la pacha mama (como quieran llamarlo). Y a seguir. Ya el ritmo nos tenía a contra reloj. Pero la parada no resultó el efecto deseado y evidentemente el cansancio de todo lo recorrido no nos nos afectaba de mismo modo a todos. En asfalto y todo a Jotuél le era imposible mantener el ritmo. Así que fue momento de tomar cartas en el asunto. Así que Jotuél tomó un gel gel. Pero lamentablemente no resultó tanto efecto como hubiésemos querido.
Yo empecé a recalcular. Ver si había otras opciones alternativas, para tomar otro tren, pero la verdad es que la diferencia de kms. era muy poca, el camino era rural también, y el tramo de tren era más largo.
Así que seguimos con el plan inicial. Intentando no distanciarnos tanto, porque la noche empezaba a caer, y pese a lo agradecidos que estábamos del tramo de ruta de asfalto, el tramo que nos quedaba era de tierra y si bien los ritmos eran distintos el destino era el mismo, pero cada vez tenía más dudas de cuanto más complicado se iría poniendo en los kms restantes.

Soga nunca, rendirse jamás

En muchas salidas, en estos casos se suele recurrir a la soga (un integrante del grupo remolca a quién se viene quedando por medio de una soga que va desde su bicicleta a la de quien está teniendo dificultades para pedalear) Pero yo, me resisto y me voy a seguir resistiendo casi siempre a sacar de la manga el haz de la soga. En la mayoría de las salidas donde la utilizaron. terminó en accidente. No es fácil remolcar a alguien, ni tampoco saber dejarse remolcar. Con lo cual yo, y es una decisión personal, prefiero buscar alternativa de traslado o seguir pedaleano más lento pero más seguro.
Lamentablemente estábamos en la nada misma, y la opción del traslado alternativo no era viable. Así que no quedó más opción que seguir pedaleando.
Ahí nomas momentos antes de que caiga el sol, empezaron a aparecer más retrasos, con una pinchadura. Cambiamos, emparchamos y a seguir rumbo a Loma verde, donde llegamos con la última claridad del día.

Sí que fue intenso retorno a casa en bici desde General Belgrano

Después de un largo día de pedaleo, y con varios kms. más por delante, paramos en Loma verde a aprovisionarnos y tomamos unos mates, y chocolate, y coca, y caramelos, y… todo lo que nos pudiera dar más energía para poder seguir pedaleando. Si bien en la despensa no tenían donde calentar agua, las chicas que atendían, nos cedieron el agua de sus termos. Me queda la duda de si sabían cuanto lo necesitábamos, o si simplemente a más de 50kms de Buenos Aires la gente ya de por sí es así. Nos aprovisionamos, para que no falte energía, y para tener para el tren también.
No es por darle la razón al dicho de en casa de herrero cuchillo de palo, pero la verdad que las cuentas no me daban. Es más ahí empecé a dudar cuando Luis me confirmó que el último tren era a las 22:09. Quería creer que íbamos a llegar, pero la noche, el cansancio y el tramo rural que nos quedaba por recorrer, me hacían dudar.
De acá a Alejandro Korn, no se para. Es más uno de los chicos se me enojó un poco más de lo que ya estaba, porque le dije que aprovechara que era hombre, para hacer en el primer arbolito que más le gustara, porque la idea es no parar. Las cuentas de tiempo dan muy justas para mi gusto, a estas alturas y no es que me guste ponerme en mala, pero no queda mucho margen más para paradas. A estas alturas ya ni para baño.

Intenso retorno a casa en bici desde General Belgrano

Noche imponente, tierra, pozo y quilombo

Cuando salimos de Loma verde, la noche ya estaba encima de nosotros con toda su oscuridad. Y la verdad es que el primer tramo de ruta que va desde Loma verde hasta la 215, no tenía banquina y tenía algo más de tránsito del que hubiese querido. Y otra vez mi miedo a la oscuridad. Bueno, miedo no, pero sí que siento que de noche no veo tan bien como de día. Mucho menos con las luces de la bici, por más pro que sean nunca son suficientes.
Por suerte una vez en la 215, ya agarramos el camino de tierra solo para nosotros.
Y sí! ¿Quien más iba a querer ese camino en el estado en que estaba? Fue a medida que nos adentrábamos en ese camino que ante la necesidad surgió el calificativo de «quilombo». Es costumbre, y más si es de noche ir cantando los pozos, no cual canción de cuna, sino más bien por una cuestión de seguridad para que el de atrás no se los coma y evitar de esta forma accidentes. Así que cuando el terreno se ponía demasiado incierto que era ya casi un pozo + tierra + lomada + vaya uno a saber que mas? Directamente en lugar de advertirle al de atrás que venía un pozo, le anunciábamos

Quilombo

Este intenso retorno a casa en bici desde General Belgrano se ponía cada vez más heavy, no sólo por el terreno, sino también porque el cansancio obviamente afectaba los humores.

Que le hace otra pinchadura más al gato?

Como era de esperarse en ese terreno y en esas circunstancias, pinché. Para mal de males, pinché la rueda trasera. Sacar y poner la cámara de la rueda trasera, con la bici cargada con alforjas en un terreno de barro detonado (seco pero detonadisimo) y con poca luz puede ser todo un desafío. Más si no se veía demasiado como para poder enganchar bien la cadena y pata de cambio.

Una vez solucionado el inconveniente arrancamos de nuevo a un ritmo que intentaba conjugar, de la mejor manera: transitar seguros y mantener un ritmo que nos permitiera tomar el último tren. Lo único que me daba un poco de relax era disfrutar de la imponente noche estrellada que nos rodeaba. Realmente los que estuvimos ahí saben que no miento, y lamentablemente no sólo el celu no era capaz de registrarla, sino que tampoco daba el tiempo.

Mientras iba absorta en mi calculo constante (faltan x kms, es tal hora, el tren sale a las 22:09) siento un grito de atrás y un golpe. Jotuél se cayó. Definir el por qué tiene poco sentido, ya que cualquiera de los factores propiciaban que pasara. Por surte la caída fue menor y no tuvo consecuencias.
Así que mientras terminaban de chequear que todo estuviera bien, aproveché para alejarme unos 20 metros y contribuir con la Pachamama. Por no querer demorar en parar ya venía aguantando hace rato. Y ustedes pensaran ¿Sólo a 20 metros? No es de poco pudorosa pero la realidad es que en esa oscuridad quien iba a ver algo?

Debo confesar que no solo las ganas de hacer pis era lo que venía aguantando. Así que me tomé un minuto más y frente a esa inmensidad de luciérnagas que se quedaron atrapadas en ese cielo azul y negro de arriba, me vino a la mente la escena del Rey león, donde el padre le dice a Simba, que cuando ande todo mal, se acuerde de que sus ancestros están mirándolos desde ahí arriba para ayudarlo. Imposible no evocarte Sis, así que si es verdad que estás por ahí cagándote de risa de tu hermanita, tirate un paso, y tirame una ayuda.

A los gritos como perro malo

El asfalto, la ciudad, la estación de tren no parecían llegar más, y lo que nos había dicho el chico que nos cruzamos en la moto de que el camino mejoraba después del puente de Once bocas tampoco parecía estar ocurriendo, el camino seguía igual de mal. Por suerte sin más pinchaduras, ni caídas. Sí con mucho cansancio no lo vamos a negar.

Allá a lo lejos se iban acercando cada vez mas un par de lucecitas y eso daba esperanza de estar mas cerca, pero también estábamos más cerca de la hora a la que se iba el último tren. Así que en cuanto empezaron a aparecer las casas más de barrio, y las calles con algo mas cercano al asfalto, empezamos a meterle más pata. O bue… eso intentaba yo mientras iba gritando como loco malo por las calles: «Vamos, vamos, ya llegamos», «a ponerle huevo que sino no llegamos al tren.» «vamos que ya estamos».

Último tren a casa

Creo que del manicomio de Alejandro Korn todavía siguen creyendo que se les escapó una, porque yo también lo pienso y si bien sé que era la adrenalina, la incertidumbre, el estrés, y hasta algunos perros se ve que se contagiaban que venían a corrernos. Pero la verdad? Con todo lo que ya habíamos pasado, no hay perro malo que me vaya a asustar.
Así que a ponerle huevo, o mejor dicho pierna, porque ya estábamos cansados, pero la verdad es que lo poco que quedaba de piernas lo quemamos todo ahí.
ya eran las 22:03 y por fin al final de una recta apareció la vía y el tren esperándonos (o eso queríamos creer), ni bien pasamos a la altura de la cabina le hago señas al chófer que estaba parado en la primera puerta del tren. Y le grito que por favor nos espere. Me hace señas de que se está por ir.
¿Que parte de por favor no entendiste? pienso. Por suerte 22:03 nos subimos al tren y veo que sale 22.06, no 22:09 como venía pensando todo el camino.
No se dan una idea de como nos volvió el alma al cuerpo simplemente estallamos de alegría. Y quizás quienes vieron el video, ahora entiendan un poco más por que tanta emoción.
Aprovechamos el viaje para elongar, recuperar algo de energía con lo que habíamos comprado y una vez en Constitución nos dividimos en dos grupos según la zona para la que íbamos. Los de zona oeste se fueron pitando a ver si agarraban una vez más el último tren que los acerque a sus casas.
Annielou, Joao, Roberto y yo enfilamos para el hall de entrada cuando Joao se da cuenta que tiene una rueda pinchada. Intentamos repararla ahí mismo en el hall, pero los de seguridad nos echan, la estación Constitución está por cerrar y somos los últimos que quedamos. Así que nos vamos al metrobus, donde hay buena iluminación y movimiento, como para cambiar la cámara, pero…

¿Pensaban que nada más podía pasar?

La cámara que tenía, tenía distinto pico, así que no hay mas alternativa que emparchar. Así que a emparchar a 4 ojos, porque la zona no está como para despistarse.
Por suerte no sólo ya teníamos claro como hacerlo sino había equipo. Así que una vez emparchada, a ponerle pata una vez más no vaya a ser que perdamos el tren de Belgrano norte (ya a estas horas era el único que andaba.)
Por suerte llegamos sanos y salvos nosotros y las bicis, como para poder acercarnos un poco más a casa en este intenso retorno a casa en bici desde General Belgrano.

Les dejo el track de la ruta.

Un comentario

  1. Muy linda aventura, con una.dosis de saludable stress para que disfrutar mas