Cuando llegue a Manuel Antonio destino de playa y selva me había planificado un día para la selva y otro para la playa. Pero al haber llegado temprano, pude hacer una de las playas el día del viaje Biesanz, primera desilusión de playa, una playita pequeñita, pero hasta las tarlipes de gente. Después del día de viaje largo que había tenido, no me oodia quejar, almorzar una ensaladita frente a la lplaya ¿que más puedo pedir?

Siguiendo con el recuento de días, el día de la excursión a Manuel Antonio fue un 2×1, visita guiada al parque, esta vez x suerte pude conseguir guía, que por 20usd hacia un recorrido por el parque. Impresionante la diferencia, ni bien entramos ya vimos un lagarto, un nido de colibrí con un presunto pichón dentro, así seguimos: monos perezosos de dos dedos, ciervos, más monos, peresozos de tres dedos, faltaron la ranas y las serpientes.


Eran las 10 de la mañana y ya habíamos terminado el recorrido en la playa del parque, en ese entonces la playa estaba bonita, poca gente, pocas olas, el cuerpo me pedía un descanso. Ni ahí habíamos caminado mucho, porque íbamos parando a cada rato para ver animales o curiosidades. Pero a mi el cuerpo me pedía horizontalidad, no se si por el calor que empezaba a subir o por la descompostura de la mañana, pero no me resistí y me tire a dormir un siesta en la zona en la playa con el rum rum de las olas. Intenté pero a un par de metros había un gallego con el móvil dele contar sus astucias para pagar menos en todos lados, no aguante ni diez minutos y me fui a las rocas que están más al costado de la playa, donde casi no va nadie, solo los cangrejos (que estaban un poco tímidos y no se querían dejar fotografiar)
El mar estaba muy movido como para meterme ahí, así que salte un par de rocas nomas y me tiré a dormitar la no siesta (porque a las 10 de la mañana no es hora de siesta). No se cuanto pasó pero… la culpa se ocupó de despertarme. Así que decidí ir a caminar. Aunque sea el senderito corto de 25 minutos.
Ni bien arrancaba daba en una playa. Lo pensé… Les juro que sí, pero como el recorrido era circular termina en la misma playa. Así que luego de entretenerme viendo como los monos capuchinos les robaban la comida a la gente que estaba cerca, me fui a recorrer el sendero rumbo al mirador. Más bosque, para mi jungla por lo salvaje, pero legalmente se lo denimona bosque. En este caso bosque secundario, porque fue tlado y la vegetación que hay es más nueva. Hace un par de años algún genio (o no tan genio) del campo se le ocurrió plantar bananos en esta zona. Pero el microclim no era idóneo, para los bananos, porque salían bananos pequeños, o al menos bananos no tan grandes como al dueño le hubiera gustado. Yo con un banano así en casa hubiera estado más que feliz.
Acotación al margen, si bien la banana es una de las frutas que se ven más en Costa Rica, no es una planta autóctona de aquí.
Así que volviendo al relato, ya saben donde terminé luego del recorrido por el sendero. Otra vez en la playa 🏖 .
Me senté lo más lejos de los monos como para no quedarme sin almuerzo. No es que tuviera mucho hambre, al contrario, pero tampoco es cuestión de ser cómplice del cambio de alimentación de los monos.
Así que con 😋 panza llena y ♥ contento, se imponía una siesta con el 🎶 noni noni de las olas rompiendo en la orilla.
playa del parque Manuel Antonio
Esto es lo que hace todo el mundo en las vacaciones.

Otr vez la culpa me despierta y me voy a hacer el otro sendero. Que al ver el mapa me doy cuenta de que no es uno solo sino varios los que me faltan.
La verdad es que no me da el tiempo para hacerlo, pero me chupa un huevo y me mando igual.
Cuando ya todos están volviendo para salir yo voy yendo. Evidentemente los animales saben que ya el lobo no está, porque me cruzo otro ciervo (o el mismo no lo se), pero para ser un animal poco frecuente, dos veces en un día es bastante.
Después. Me cruzo un par de animales más, uno en medio del sendero, parece un gato negro pero al cercar e ne doy cuenta de que no lo es.
10 minutos antes de que cierre el parque yo estaba en la punta opuesta de la salida del parque.
Vuelvo con cargo de conciencia y pensando que decir si me retan y veo u a pareja que va en sentido contrario. Ah! Bue… Siempre hay alguien peor que uno.
Salgo casi media hora más tarde, pero hay varios que están igual. Pero les nefrega más que a mi porque se quedan sacaandose selfie o fotito del lagarto, de la planta, de…

Ya casi falta nada para el atardecer así que me quedo en la playa de Manuel Antonio a verlo. Solo porque los atardeceres valen la pena. Porque la verdad la playa no me gusto nada.