Todo empezó en la previa, idealmente mi idea era armar las alforjas el miércoles y embalar la bici el jueves. Pero… Misteriosamente, pasaron cosas y se me acumularon todas las cosas por hacer para el último día.
Por suerte, le pedí a Gri que me viniera a hacer el aguante de armar las alforjas y embalar la bici.


Parecía un tarea fácil, ya tenía separada la ropa así que solo era meterla y enseres en las alforjas. Pero… Llevó su tiempo. Intentar pensar dónde poner las cosas y que tuvieran una lógica para que después llegado el momento pudiera encontrarlas sin mayores problemas.
Terminadas las alforjas tocó la hora de embalar la bici. Y si bien en las últimas embaladas le había perdido el miedo a que me pasará lo que me pasó la primera vez .Y una vez más pasó: los malditos pedales no querían salir. Ni el Wd40, ni hacer palanca, ni colgarnos cada una de un pedal a ver si con la fuerza de nuestro peso salían 💪💪 . Se ve que venimos bien con la dieta porque no hubo caso.
Tratando y tratando finalmente logramos sacar uno de los dos. Así que, dado que ya eran altas horas de la madrugada y no había mucha chance de pedir ayuda decidí embalar la bici con uno de los pedales puestos. Lo bueno es que son calas, entonces es más chiquitos y entraba en la caja.

Nosotras coordinamos para que nos guarden en un cuartito, las cajas en las que transportamos las bicicletas. Pero en el aeropuerto en un costado tiran las cajas de la gente que llega con bici todo el tiempo.Una buena idea es llevar los tanques de aire comprimido (habría que chequear que se puedan subir al avión) así es más fácil inflar las ruedas después.

Rumbo al aeropuerto

Las chicas se van…
Ahora hora de cruzar a la zona de embarque y ver si puedo disfrutar de la zona vip, que claramente no me la dan por mi cara bonita, sino como una promo de mi tarjeta. Pero lamentablemente queda en otra terminal.


Subimos al avión rumbo a Bariloche y el vuelo fue bastante bueno, aprovechamos el viaje para ver algunos temas en los mapas y terminar de definir temas administrativos con Pato.


El avión aterriza y al lado de nuestra ventanilla está la cinta. Nos quedamos a esperar a ver si vienen las bicis pero no las vemos. Se va vaciando el pasillo así que arrancamos.
Por suerte las chicas aparecen, y hay tres bicis más. Salimos y nos encargamos de averiguar donde dejar las cajas en las que transportamos las bicis, en el aeropuerto. Para poder reutilizarlas al regreso. Hablamos con Hermes, encargado de limpieza y nos dice que no hay problema.
Salimos a desembalar. Pero nos demoramos más de la cuenta .

Arrancamos la pedaleada! El camino está ok .

No demasiadas subidas por suerte, pero la verdad es que con el peso que vamos no podemos ir más allá del ritmo Fonzi.
Tambien es adaptarnos a las bicis con peso, al terreno y el tráfico.
Llegamos a Dina Huapi y compramos bombona y inflamos más las ruedas. Yo lo precisaba, Pato prefiere quedarse con 30 libras 😱 .
Bajamos al lago a tomar mates y decidimos quedarnos ahí.


Salimos a buscar a donde acampar. Nos tienta la orilla del lago pero. A mí me da miedo que suba el agua. Y pato me dice que cree que los lagos no crecen. No lo sé… Se me ocurre que si hay crecida de los ríos podría pasar.
En una punta del pueblo, como volviendo hacia atrás hay un lugar de camping agreste, donde hay una pareja de franceses que vienen recorriendo en auto toda Sudamérica. (Qué envidia). Ahí al ladito pero no tan pegado encontramos lugar.
Armamos carpa, intentamos prender el fuego pero justo vienen los franceses a ofrecernos chocolate 😍 Qué a diferencia del vino (que nos habían ofrecido antes) no tiene consecuencias para pedalear.
A dormir temprano y sin cenar ya que el sandwichito de crudo que habíamos merendado, nos alcanzó.

2 comentarios

  1. Felicitaciones Hormiguita ! Buena Rutas !

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